Han sido 4 meses de confinamiento en donde algunos hemos
tenido la dicha de seguir realizando nuestro trabajo y actividades desde casa
con normalidad y donde otros desde el inicio y por las medidas de seguridad
establecidas en el país, han sido afectados gravemente en su trabajo y sustento
diario. En cualquiera de las
situaciones, son meses que nos han separado de la realidad que conocíamos y que
era nuestro caminar diario. Algunos extrañan, otros se sienten bien, unos ya
tienen la urgencia de retomar todo como estaba y otros ya lo hicieron (a
nuestro pesar).
Lo que parece real y nada fuera de lo común es esta idea
que nos ha bombardeado la información digital de los medios de comunicación:
aprovecha tu tiempo, este es el momento de hacer lo que no habías hecho. Curiosamente debería ser así, aunque
injustamente no lo es para todos.
De repente nos llegó una urgencia de hacer cosas nuevas que
habíamos pensado pero no habíamos hecho o tomado el valor de hacer. Y hay una infinidad de ellas: manualidades, formación
en línea, la cocina, los idiomas, crear algo. Es
esta distancia involuntaria de nuestro quehacer diario que nos permite abrir
nuestras ideas para empezar a crear momentos con espacios como esos que nos
dejen lo que podría ser el mejor momento para recordar que estamos vivos y estamos bien, dentro de lo que cabe en esa expresión.
Tal vez has esperado tanto tiempo para comprar eso que
tanto querías, para pintarte el cabello, para tomar ese curso, para mandar esa
solicitud de trabajo, para que llegara esa fecha o fueras a ese lugar, pero no
se puede y mas bien no se debe, por tu salud y por la salud de los demás, y es
necesario recordar que hay que reconocer ese esfuerzo que la mayoría hemos
hecho y seguimos haciendo muy bien, sin olvidar que tan malo lo pinte la
realidad por los que no se preocupan.
Puesto que la economía ha tambaleado nuestra estabilidad,
lo que tenemos seguro es esa convicción de que hay que seguir adelante, de que
tenemos que continuar, rasgo muy característico de la gente de nuestro país. El increíble aumento del desempleo, las
trágicas pérdidas de familiares, la lucha mental constante de quien no
encuentra las fuerzas para sobrellevar esta situación, es un sin fin de
obstáculos que nos desalientan de la recuperación de esta pandemia, pero es
esta distancia que hemos tomado del mundo y de nosotros mismos la que nos
regresa al origen de lo que somos: seres buscando un bienestar común, el bien
de nosotros, el de nuestros amigos, el de nuestro barrio, el de nuestra
familia, etc.
De alguna u otra forma, sabemos que hemos llegado o todavía
llegaremos a ese punto “iluminado” de conciencia sobre este momento. Este
momento que tenemos y que en algún punto se encontraba en peligro, esa libertad
de elección y de libre andar, esa modestia de juzgar o criticar por nuestra
posición, ese pensamiento de que somos invencibles.
Sobre esta distancia que hemos tomado, es nuestro deber
izar un nuevo comienzo, inteligente y prevenido, más listo, mas bueno, más
razonable y menos relajado para que en el mañana nos veamos en lo alto y muy
atrás de nuestras fragilidades.
Te felicito por cumplir y cuidar de ti y de los demás, y
felicítate a ti mismo por tomar conciencia de tu espacio y tu vida y tus
decisiones que afectan tu entorno y la ciudad de un país que se está puliendo
para mejorar cada día aún sean a la distancia o muy de cerca.


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