Cuatro reflexiones para quien no será la misma persona

En estos meses de confinamiento e incertidumbre por el impacto de la pandemia, todos nos hemos tomado el tiempo de analizar nuestras vidas.

Nuestros hábitos diarios, la convivencia familiar o solitaria, lo que comemos, lo que hacemos o no con nuestro tiempo libre (si es que tenemos) y un sinfín de temas que determina lo que es y lo que hacemos de ella.

En cualquiera de esos ámbitos unos tienen suerte y otros no, unos la pasan de hecho muy bien y otros para nada.

Eso que puede definirse como “estar bien” es lo que ahora además de la salud, importa más: El sustento económico, el techo y el apoyo moral que tienes para solventar en este estado de pausa.

De igual forma, las diferencias sociales para afrontar estos momentos han sido muy claras y es escalofriante como aún así siguen siendo invisibles y casi imposibles de cambiar. La gente que no tiene trabajo, la que no tiene para comer, la que sufre algún tipo de violencia en casa, la que no puede con su mente, entre otros.

Es por ello que las reflexiones importantes para quedarnos después de estos tiempos oscuros no solo se deben basar en la fortuna o la dicha de no sufrir lo malo de esta emergencia de salud, sino que podemos ir más allá y hacernos más fuertes como individuos, como padres de familia, como jóvenes con anhelos, como niños que van creciendo, como adultos mayores sorprendidos de tanta barbaridad.

Así, con la gran fortuna de no haber pasado nada mal esta pandemia (que aún no acaba claro), te comparto 4 ideas para un pensamiento de alguien que como tú vivió lo impensable, tuvo la dicha y bendición de tener todo en este confinamiento, alguien que vio mas allá y no va a seguir su vida como si nada hubiera pasado:

  1.  Ayuda. Busca ayudar de alguna manera a quien realmente lo necesite dentro de tu entorno, por que ayudar a gente de otros áreas con otros “problemas” fuera de la magnitud de tu entorno es bueno pero siempre es importante empezar desde tu raíz para cimentar lazos con tu comunidad.
  2.  Agradece y considera a conciencia tus alcances, logros y privilegios. La fortuna de tener lo que tienes, de estar donde estas es suficiente, ya lo demás vendrá por añadidura. Una persona consciente y agradecida de ello lo merece.
  3.  Expande tu propósito con un fin común donde no solo tú seas el beneficiado ni la empresa sea la ganadora o los clientes los felices. Que tu propósito diario personal o laboral sea para ti, tu familia, tus amigos, los animales, la naturaleza, erradicar la injusticia, ayudar al prójimo, etc. Con un mínimo de eso todo será más abundante aún.
  4. Cuídate y cuida a los demás; a tu familia, a tus amigos y a los extraños, incluso a los que no te agradan. No solo con las medidas actuales de higiene si no con tus palabras, tus acciones y tus pensamientos. Cuídate y cuida tu entorno y tu entorno te cuidará de nuevo a ti.

Los nuevos hábitos serán grandes, serán mejores, en algunos países no tanto, en otros será el parte aguas para el cambio; lo mismo con las personas.

Pero iniciando con uno mismo, inicia el otro, y el siguiente, y uno más también. Y haremos de la bondad, la amabilidad, el entendimiento y la razón la pandemia siguiente para el cambio verdadero.

 

 


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